Selección y Organización de los contenidos
Las capacidades que los estudiantes del primer ciclo deben
desarrollar, serán las que orientaran el
desarrollo de la enseñanza, parte de ese desarrollo será la selección y
organización de contenidos. Si bien estos contenidos pueden ser los conceptos y
procedimientos, deben garantizar que se genere en el proceso de enseñanza y
aprendizaje. Y para hacerlo, es importante tener una visión más amplia de los
mismos, de modo que no se reduzcan a simples enunciados o simples
procedimientos, los cuales muchas veces confluyen en saberes temporales y sin
significado para nuestros estudiantes. Esto quiere decir que los contenidos
deben ser el medio y no el fin para el desarrollo de las capacidades de
nuestros jóvenes. La selección y organización de los mismos requerirá recurrir
a criterios que se relacionen con el proceso formativo considerando los sujetos
de aprendizaje y el nivel o el desarrollo esperable, teniendo en cuenta las
capacidades que constituyen unidades inseparables en las que se articulan e
integran conceptos, técnicas y métodos y valores.
Estos criterios a
tener en cuenta a la hora de seleccionar los contenidos deben referirse, esencialmente,
a los aspectos epistemológicos, psicológicos, sociológicos, pedagógicos, e
inclusive lúdicos, los cuales se abren a
una variedad de enfoques y opciones múltiples para que los estudiantes de
taller del primer ciclo puedan desarrollar plenamente las capacidades.
El criterio epistemológico, hace
referencia a la estructura lógica del taller del primer ciclo. Diferenciando
los contenidos esenciales de aquellos secundarios y la relación que existe
entre ellos. Por ejemplo, un contenido del taller puede tener relación con
contenidos de otras áreas como ser las científico tecnológicas o de la
formación general, de las que se nutrirá y en las que se fundamentara.
Por ejemplo si
los estudiantes taller están desarrollando saberes relacionados a sistemas
eléctricos trabajando contenidos del átomo y sus partes, y en relación a los
NAP de ciencias naturales de ese año están trabajando el acercamiento a la
teoría atómico-molecular y el reconocimiento de sus constituyentes debe haber
un criterio lógico institucional en relación a los aportes que estos espacios
se harán mutuamente para que los jóvenes puedan desarrollar plenamente sus
saberes. Lo que nos pone en situación de ocuparnos colectivamente de cómo hacer para que estos contenidos se
complementen. Otra cuestión a tener en cuenta en esta sensatez epistemológica,
es la correlatividad de contenidos a través de los años de estudio de un
técnico. Existen contenidos necesarios a trabajar por los estudiantes para
poder trabajarlos con más profundidad en años posteriores, inclusive como base para otros contenidos que
se relacionan indirectamente. Un ejemplo muy puntual es en el caso las
tecnicaturas duras la materia “Conocimiento de los materiales” que es parte del
diseño curricular en el primer año de algunas especialidades en el ciclo
superior; durante el primer ciclo, los
estudiantes desarrollan actividades de procesos de fabricación y/o
transformación de materiales y no siempre se trabajan contenidos relacionados a
las características de los materiales, como tampoco a los tipos de esfuerzos a
los que va a estar sometido los productos que surjan de esos procesos de
fabricación, cuestiones que son muy importante generando en los jóvenes saberes previos para
poder abordar exitosamente la transición entre los ciclos, en especial en lo
relacionado a lo técnico especifico y/o científico tecnológico.
El criterio de representatividad, es
importante para seleccionar los aspectos
principales del contenido, así como los autores más destacados en el tema, las
fuentes de información y los sitios más relevantes. En muchas ocasiones los
docentes preparamos un material de apoyo del espacio de formación o materia del
cual somos responsables, en este material se encuentran los aspectos más
relevantes que hacen a los contenidos que les estudiantes trabajaran durante la
cursada, por lo general este materiales parte de las secuencias didácticas que
llevara a cabo sus estudiante, la que deberá alimentarse con distintas fuentes
de información a las que los jóvenes tendrán que acceder ya sea durante la
apertura el desarrollo e inclusive el cierre de la misma, teniendo en cuenta su
relevancia, su naturaleza, su autoridad en la materia de quienes elaboran la
información, su nivel de especialización y otras cuestiones que la jerarquizan.
El criterio de especificidad, tiene que
ver con lo técnico especifico del taller, en donde existe un conjunto de
contenidos y procedimientos que los estudiantes no trabajarán en
otras disciplinas, tal es el caso de la enseñanza de las técnicas, las normas
de seguridad, las características de los materiales y otras cuestiones que
hacen al saber especifico. En este criterio aparece el denominado tradicionalmente
“gesto profesional”, en donde se resalta el valor del uso correcto de las
herramientas por parte de los estudiantes, lo cual progresivamente representa
una ganancia invaluable en la riqueza que tradicionalmente tenía la formación
técnica básica.
Tengamos en
cuenta entonces dos principios didácticos que el docente de taller no debiera ignorar,
al presentar y enseñar a trabajar con una herramienta dada:
1) Los alumnos
pueden aprender por imitación, lo que requiere que los docentes enseñen
demostrando prácticamente a su clase el uso correcto de la herramienta.
2) Los alumnos
aprenden por descubrimiento. La forma de la herramienta está directamente
relacionada con la forma de utilizarla (el “cómo se usa”) y de aplicarla (el
“para qué sirve”). El modo en que debe trabajarse con ella (el llamado “gesto
profesional”) surge directamente de su forma y ésta está directamente
relacionada con el destino que se le da. Por lo tanto, un docente de taller,
partiendo de preguntas previamente diseñadas para el fin que se pretende, puede
presentar la herramienta necesaria a sus alumnos y alumnas y, a partir de
preguntas guía, hacer que los mismos descubran por si solos el modo correcto de
usar la herramienta.
La enseñanza del
uso correcto de una herramienta sigue siendo de un factor pedagógico invaluable
en la formación básica técnica; no solo por cuestiones ergonómicas, de
seguridad personal y de conservación de la herramienta en cuestión, sino porque
la misma no puede usarse de cualquier manera ni para cualquier cosa.
El criterio psicológico debe tener en
cuenta la significación psicológica
(Piaget, Bruner, Ausubel,...), o sea, de la forma que los estudiantes realicen
aprendizajes significativos que les permitan ir modulando el conocimiento, los
procedimientos y las actitudes de manera coherente.
Los aprendizajes
son el resultado de procesos cognitivos individuales mediante los cuales se
asimilan informaciones (hechos, conceptos, procedimientos, valores), se
construyen nuevas representaciones mentales significativas y funcionales
(conocimientos), que luego se pueden aplicar en situaciones diferentes a los contextos
donde se aprendieron.
La calidad de
estos procesos depende de la interacción entre profesores y alumnos - y entre
alumnos- en el taller, a las ayudas que los profesores ofrecen en esos procesos
y al grado en que estas ayudas se ajusten a los recursos cognitivos,
motivacionales, emotivos y relacionales de que disponen los alumnos y que ponen
en marcha para aprender.
La ayuda
eficaz del docente no está tanto en sus métodos instructivos como en la
continua adaptación y ajuste a las cambiantes características y necesidades del
alumnado en su proceso de construcción de conocimientos; no siempre el mismo
tipo de ayuda sirve al mismo alumno, y además el alumnado es diverso (Barberà
et altri, 2008).
El criterio sociológico debe ser muy tenido
en cuenta sobre todo en la contextualización a fin de tener una
referencia social muy clara, y entendiendo a la tecnología como una actividad
social, que da respuestas a las demandas de la sociedad. Que los estudiantes
conozcan las problemáticas, las necesidades y las características de la
sociedad facilita su inserción y responsabilidad social.
El criterio pedagógico tendrá que ver con
el desarrollo de un programa de estudios te tenga en cuenta la adaptación de
los estudiantes a los nuevos saberes y a la vez que ofrezca una fundamentación
teórica consistente. Promoviendo el
debate y a su vez la posibilidad de
ampliación por parte de los implicados en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Por lo tanto este criterio debe hacer llegar a los destinatarios contenidos que
tenga en cuenta su adaptabilidad, el desarrollo de una nueva sensibilidad, a la
vez que se ofrece una fundamentación teórica consistente. Los contenidos
curriculares se conciben abiertos a la discusión y debate críticos y presentan
la posibilidad de ampliación por parte de los implicados en el proceso de
enseñanza-aprendizaje. Este criterio deberá enmarcase dentro de un enfoque que
dan prioridad a la creatividad y al aprender a aprender, esto implica tener el
conocimiento y la destreza que se requiere para aprender con efectividad en
cualquier situación en la que el estudiante se encuentre. Para aprender a
aprender, los estudiantes deben estar motivados, conocer y reconocer sus
fortalezas y debilidades, que no es más que saber cómo aprende.
El criterio lúdico es muy importante en el
proceso de enseñanza, ya que anima a la participación, el trabajo colectivo, la
creatividad y otros principios fundamentales en el ser humano. Toda actividad
lúdica sana enriquece, los estudiantes mediante este tipo de actividades
comienzan a pensar y actuar en medio de
situaciones que varían, logrando la obtención de resultados en situaciones difíciles.
George Bernard
plantea que los entornos lúdicos potencian el aprendizaje, al considerar que:
Aprendemos el 20% de lo que escuchamos, el 50% de lo que vemos y el 80% de lo
que hacemos. A través de entornos lúdicos en base a la metodología experiencial
potenciamos al 80% la capacidad de aprendizaje. Actividades Lúdicas, George
Bernard Shaw
“Siempre hemos
relacionado a los juegos con la infancia y mentalmente hemos puesto ciertas
barreras que han estigmatizado a los juegos en una aplicación seria y profesional,
y la verdad es que ello dista mucho de la realidad. Los juegos pueden estar
presentes en las diferentes etapas de
los procesos de aprendizaje del ser humano, inclusive en la edad adulta. La
enseñanza o re-enfocando el concepto hacia el aprendizaje, no está limitado a
los niños, pues los seres humanos nos mantenemos, consientes o no, en un
continuo proceso de aprendizaje”. Actividades
Lúdicas, George Bernard Shaw
La lúdica
fomenta el desarrollo humano, la adquisición de saberes, la conformación de la
personalidad, la necesidad del ser humano, de comunicarse, sentir, expresarse y
producir emociones orientadas hacia el entretenimiento, la diversión, el
esparcimiento, que pueden llevarnos a gozar, reír, gritar o inclusive llorar en
una verdadera manifestación de emociones, que deben ser canalizadas
adecuadamente por el facilitador del proceso”, bosqueja que la lúdica fomenta
el desarrollo psicosocial, la adquisición de saberes y da herramientas para
consolidar la personalidad, todo a través de una amplia gama de posibilidades
que interactúan el gozo, el placer, la creatividad y el conocimiento.[1]
La Lúdica fomenta
el desarrollo psico-social, la adquisición de saberes, la conformación de la
personalidad, encerrando una amplia gama de actividades donde interactúan el
placer, el gozo, la creatividad y el conocimiento. Es la atmósfera que envuelve
el ambiente del aprendizaje que se genera específicamente entre maestros y
alumnos, docentes y discentes, entre facilitadores y participantes, de esta
manera es que en estos espacios se presentan diversas situaciones de manera
espontánea, las cuales generan gran satisfacción, contrario a un viejo adagio
"la letra con sangre entra". Actividades Lúdicas, George Bernard Shaw
La lúdica
didáctica en la educación técnico profesional debe basarse en una técnica participativa encaminada a
desarrollar en los estudiantes métodos de dirección y conductas y estrategias
correctas, propicia la adquisición de conocimientos técnicos y el desarrollo de
habilidades profesionales y además contribuir al logro de la motivación por las
asignaturas y la especialidad. En el primer ciclo de nuestra ETP, el ambiente
de aprendizaje es propicio para “Jugar a ser Tecnólogos” a fin de resolver un
problema tecnológico que dé respuesta a una determinada demanda social. El o
los docentes influyen de forma práctica en el grado o nivel de preparación del
juego a través de la problemática a plantear a sus estudiantes, y en su
andamiaje que se orienta al roll de guía y orientador. En esa preparación, debe
tener en cuenta los objetivos y como a través de la actividad se evidenciaran
el desarrollo de las distintas capacidades profesionales básicas en sus
estudiantes. Fijará las reglas del “juego profesional” en base a esos distintos
objetivos, relacionados con la toma de decisiones ante problemas profesionales
básicos, las normas de seguridad, la
experiencia profesional en la práctica del trabajo colectivo, la forma de
respetar la opinión del otro y otros objetivos en relación con las capacidades,
generando actividades pedagógicas dinámicas, sin limitación de tiempo ni
espacio.
“Lo lúdico es
transversal y tiene que ver con una actitud de libertad para indagar, para
plantear alternativas, para generar nuevos roles, lo que hace el hacer más
flexible y menos instruccionista” Fernando Bordignon – UNIPE
[1] LO LUDICO COMO COMPONENTE DE LO PEDAGOGICO,
LA CULTURA, EL JUEGO Y LA DIMENSION HUMANA. Tomado de: Marco teórico investigación
sobre la dimensión Lúdica del maestro en formación 2009. Autores: Esp. Jaime
Hernán Echeverri Esp. José Gabriel Gómez
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